Las bendiciones del Señor vienen vestidas de sonrisa afable, de mirada alegre y palabras llenas de esperanza. Así llegó AVAS, a través de la Sra. Karin, a nuestro pequeño mundo, hace ya más de 15 años. Sin esperarlo, como una cajita feliz, ofrecieron soluciones a mi amada vecina y abuelita de corazón, Annelore Wollensack.
Al estar postrada y con diagnóstico reservado debido a una caída, recibió la bendición de una cirugía de cadera en Caracas, siendo atendida, rehabilitada y hospedada allá por AVAS.
Cada año llegaban con la Navidad alimentos, medicinas y sobre todo la grata compañía de nuestros amigos de AVAS. Nuestra querida abuela, año tras año, contó los meses para volver a verlos y sentirse valorada y amada.
La asistencia de AVAS ha sido total. Estuvieron atentos a su audición, facilitando un dispositivo para conectarla con el mundo, también le dieron nueva luz a sus ojos. Los mejores meses del año pasado fueron los que pasó en Caracas, cuando la llevamos a un chequeo general, donde se le trató un cáncer de piel, entrando a quirófano nuevamente. Más tarde le donaron otro aparato de audición y le controlaron un problema cardíaco.
Fueron días inolvidables, de frutas frescas y té, que calentaba el alma.
Me faltarían palabras, espacio y tiempo, pero realmente una vida no me bastaría para agradecerles por su entrega, su don de gente buena y todas las expresiones de cariño que siempre han dado.
Al estar postrada y con diagnóstico reservado debido a una caída, recibió la bendición de una cirugía de cadera en Caracas, siendo atendida, rehabilitada y hospedada allá por AVAS.
Cada año llegaban con la Navidad alimentos, medicinas y sobre todo la grata compañía de nuestros amigos de AVAS. Nuestra querida abuela, año tras año, contó los meses para volver a verlos y sentirse valorada y amada.
La asistencia de AVAS ha sido total. Estuvieron atentos a su audición, facilitando un dispositivo para conectarla con el mundo, también le dieron nueva luz a sus ojos. Los mejores meses del año pasado fueron los que pasó en Caracas, cuando la llevamos a un chequeo general, donde se le trató un cáncer de piel, entrando a quirófano nuevamente. Más tarde le donaron otro aparato de audición y le controlaron un problema cardíaco.
Fueron días inolvidables, de frutas frescas y té, que calentaba el alma.
Me faltarían palabras, espacio y tiempo, pero realmente una vida no me bastaría para agradecerles por su entrega, su don de gente buena y todas las expresiones de cariño que siempre han dado.
¡Dios los bendiga!
Iris Abdulrasseg.
Vecina.